Puntos de conflicto.
El primer año de gobierno de
Salvador Allende fue muy positivo. Creció el producto bruto, la inflación había
bajado, la cesantía había disminuido y la
producción industrial aumentó en un 12 por ciento. Sin embargo, para llegar a
esos resultados, se recurrió a una gran expansión monetaria, es decir, se
emitieron muchos escudos (la moneda de la época) sin el respaldo necesario del
Banco Central.
Esta política monetaria, aplicada
por el ministro de Economía, Pedro Vuskovic, hizo que el escudo perdiera su
valor y provocó una inflación que alcanzó el 140 por ciento en 1972. Como las
mercaderías se vendían a un precio fijo, surgió entonces el comercio oculto o
mercado negro, donde era más rentable vender productos básicos como arroz,
fideos, azúcar y harina, ya que se comerciaban a un alto valor.
Como consecuencia de esta
situación las mercancías “desaparecieron” de los supermercados y almacenes, lo
que significaba que había que hacer largas filas o “colas” frente a los
establecimientos comerciales para conseguirlas.
Ante este serio
desabastecimiento, el gobierno creó la Empresa Nacional de Distribución y
Comercialización, para proveer al comercio mayorista de productos esenciales.
Además, en 1972 formó las Juntas de Abastecimientos y Precios, JAP, que debían
establecerse en los barrios para vender a precios oficiales y en forma limitada
los productos básicos a sus asociados.
Esto provocó una gran protesta en
octubre de 1972 convocada por la agrupación de dueños de camiones, a la que
luego se le unieron los comerciantes minoristas, varios gremios profesionales e
industriales y algunos organismos estudiantiles. Este movimiento exigía al
Presidente Allende aceptar sus demandas, contenidas en el llamado Pliego de
peticiones de Chile.
Como una forma de dar señales de
confianza, el gobierno integró a su gabinete a militares, siendo nombrado como
ministro del Interior el Comandante en Jefe del Ejército, general Carlos Prats,
además de otros uniformados en diferentes ministerios. La tensión cedió y,
luego de 24 días de paralización, el conflicto se resolvió.
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Debido a las políticas económicas impulsadas por Allende, el país se
volcó a las calles, no sólo a hacer largas filas para acceder a productos o
alimentos básicos, sino para protestar por
las medidas que consideraban ineficientes. Aquí, aparecieron
las voces de batalla, las amenazas, la inconformidad y desesperación. Aquí,
empezaron a sentenciarse los recuerdos de miles de ciudadanos que hoy rememoran esos días sin alimento para
sus hijos.
Y si se hubiera reconocido a tiempo que estas ideas aún no estaban lo
suficientemente consolidadas para nuestra sociedad, o de estarlo, se necesitaba
con urgencia comprender que la igualdad
necesita de acuerdos para lograr cambios
con sentido, que se necesita de ambos
polos, de ambas miradas, de distintas visiones y también, incluso, de rivalidades que pueden ser legítimas y positivas para
provocar transformaciones equitativas ?
NVR Historiadores
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